viernes, 13 de junio de 2008

Bienvenidos

Estás solo. Se está oscuro. Te sientes alterado.
Intentas combatir las tinieblas alzando la mano, tanteando el aire hasta encontrar una pequeña lámpara que enciendo. Con un débil haz de luz que apunta a una mesa, encuentras el objeto de tu nerviosismo: una hoja en blanco.
Sigues estando solo y alterado, pero ya no está oscuro.
Haces acopio de valor y te enfrentas a la inexplicablemente amenazadora hoja de papel. Te está retando en silencio, sin decir nada. Tú, en cambio, muestras tu arma y te dispones a atacar, pero nada sale de ti. La escena se mantiene estática, inamovible. Parece que te ha ganado.
Te sientes alterado, pero ahora no pareces estar solo.
- ¿Puedo ayudarte? – dice una voz a tu espalda.
Te giras sobresaltado y ahí está. Te encuentras a ti mismo, mirándote sonriente. Sois idénticos, pero él desprende algo que tú no tienes: maldad. Sus ojos parecen devorar el folio con ansia.
- ¿Puedo ayudarte? – repite de forma educada, pero amenazadora.
- ¿Quién eres? – preguntas asustado.
- Tu inspiración.Su sonrisa se ensancha, mostrando unos dientes afilados. Finalmente, te apartas y dejas que tu inspiración trabaje, ella sabrá lo que hacer.

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